martes, 3 de agosto de 2010

De una noche de verano


El sueño, el único lugar posible, donde aún luces nuevos tu vestido de entonces y tu blanca sonrisa, donde aún es posible caminar por páginas no escritas. Un instante tan sólo tu mirada, lo suficiente para creerme estrella y ser bautizado con lo imposible. Esos metros de eternidad que son el cine, con esa luz que cautivará a otras miradas, a los ojos aprendices de la noche y su misterio. Gran dama del nuevo firmamento, ilusión de mi sala más íntima, sólo por un instante el objetivo de tus ojos, de ese intento de infinito que enseguida se desvanece.

A Lauren Bacall