
Sacrificios olmecas. Aunque no existe evidencia irrefutable de sacrificio de infantes en esta cultura, se han encontrado esqueletos completos de recién nacidos, así como fémures desmembrados y calaveras, en un sitio olmeca en el estado de Veracruz llamado el Manatí. Estos huesos han sido asociados con ofrendas sacrificiales, particularmente unos bustos de madera.
Sacrificios mayas. La extracción del corazón aparece en algunas ocasiones en el arte maya. Los sacrificados parecen niños. La extracción de corazones de niños se ve en la cerámica pintada. Otro caso conocido es la Estela 11 de Piedras Negras en Guatemala, en la que se ve la cavidad pectoral de un niño sacrificado.
Sacrificios toltecas. En 2007 los arqueólogos anunciaron que habían analizado los restos de dos docenas de niños, de cinco a quince años, encontrados enterrados con figurillas de Tláloc. Los niños, encontrados cerca de las viejas ruinas de Tula, la capital tolteca, habían sido decapitados.
Sacrificios totonacas. Los totonacas en ocasiones sacrificaban niños para extraerles la sangre, la cual era mezclada con semillas para hacer una pasta que se comía entre los adultos.
Sacrificios aztecas. En Xochimilco, al sur de la Ciudad de México, se encontraron los restos de un niño de tres a cuatro años cuyos huesos presentaban una coloración naranja o amarilla traslúcida; texturas tersas o vítreas, y compactación del tejido esponjoso, además de estrellamiento del cráneo.
Sacrificios incas. “Capacocha” era la práctica inca de sacrificio humano, generalmente usando niños. Los sacrificios se hacían en o después de eventos importantes, como la muerte del Inca o durante una hambruna. Se escogía a los niños para ofrecérselos al Inca para esta ocasión. Se cree que los niños usados tenían que ser físicamente perfectos: lo mejor que se le podía ofrecer a los dioses. Los niños eran adornados con ropa fina y joyería, para ser escoltados al Cuzco a fin de reunirse con el emperador, donde se realizaría un banquete en honor de los niños. Entonces, el sumo sacerdote llevaba a las víctimas a la cumbre de la alta montaña, donde los sacrificaba por estrangulación o mediante golpes en la cabeza. Los misioneros escribieron copiosamente sobre el ritual, pero hasta muy recientemente no se había hallado evidencia arqueológica.
Sacrificios siglos XX-XXI. El sacrificio de niños, en especial de los no nacidos, continúa siendo una práctica bastante habitual en nuestros días, sobre todo en la parte del planeta conocida como Occidente. Los dioses antiguos, como Tláloc, Tezcatlipoca, Chalchitlicue o Quetzalcóalt, han sido sustituidos por otros llamados Placer, Egoísmo, Ideología, Fanatismo o Ignorancia. En algunas partes, incluso, se está empezando a sustituir las viejas leyes que condenaban el crimen por otras que lo consideran un derecho, con el fin de enraizar su uso en una sociedad cada vez más dada a estas prácticas antiguas. El método más utilizado para los sacrificios es el llamado “dilatación y curetaje”, en el que se utiliza una cureta o cuchillo provisto de una cucharilla filosa en la punta, con la cual se va cortando al bebé en pedazos con el fin de facilitar su extracción por el cuello de la matriz.

Sacrificios mayas. La extracción del corazón aparece en algunas ocasiones en el arte maya. Los sacrificados parecen niños. La extracción de corazones de niños se ve en la cerámica pintada. Otro caso conocido es la Estela 11 de Piedras Negras en Guatemala, en la que se ve la cavidad pectoral de un niño sacrificado.
Sacrificios toltecas. En 2007 los arqueólogos anunciaron que habían analizado los restos de dos docenas de niños, de cinco a quince años, encontrados enterrados con figurillas de Tláloc. Los niños, encontrados cerca de las viejas ruinas de Tula, la capital tolteca, habían sido decapitados.
Sacrificios totonacas. Los totonacas en ocasiones sacrificaban niños para extraerles la sangre, la cual era mezclada con semillas para hacer una pasta que se comía entre los adultos.
Sacrificios aztecas. En Xochimilco, al sur de la Ciudad de México, se encontraron los restos de un niño de tres a cuatro años cuyos huesos presentaban una coloración naranja o amarilla traslúcida; texturas tersas o vítreas, y compactación del tejido esponjoso, además de estrellamiento del cráneo.
Sacrificios incas. “Capacocha” era la práctica inca de sacrificio humano, generalmente usando niños. Los sacrificios se hacían en o después de eventos importantes, como la muerte del Inca o durante una hambruna. Se escogía a los niños para ofrecérselos al Inca para esta ocasión. Se cree que los niños usados tenían que ser físicamente perfectos: lo mejor que se le podía ofrecer a los dioses. Los niños eran adornados con ropa fina y joyería, para ser escoltados al Cuzco a fin de reunirse con el emperador, donde se realizaría un banquete en honor de los niños. Entonces, el sumo sacerdote llevaba a las víctimas a la cumbre de la alta montaña, donde los sacrificaba por estrangulación o mediante golpes en la cabeza. Los misioneros escribieron copiosamente sobre el ritual, pero hasta muy recientemente no se había hallado evidencia arqueológica.
Sacrificios siglos XX-XXI. El sacrificio de niños, en especial de los no nacidos, continúa siendo una práctica bastante habitual en nuestros días, sobre todo en la parte del planeta conocida como Occidente. Los dioses antiguos, como Tláloc, Tezcatlipoca, Chalchitlicue o Quetzalcóalt, han sido sustituidos por otros llamados Placer, Egoísmo, Ideología, Fanatismo o Ignorancia. En algunas partes, incluso, se está empezando a sustituir las viejas leyes que condenaban el crimen por otras que lo consideran un derecho, con el fin de enraizar su uso en una sociedad cada vez más dada a estas prácticas antiguas. El método más utilizado para los sacrificios es el llamado “dilatación y curetaje”, en el que se utiliza una cureta o cuchillo provisto de una cucharilla filosa en la punta, con la cual se va cortando al bebé en pedazos con el fin de facilitar su extracción por el cuello de la matriz.

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