viernes, 7 de enero de 2011
Las viejas palabras
Bueno, a mí en realidad lo que me gustaría es tenerlo entre mis manos, aspirar su olor a antiguo y sentir entre mis yemas el tacto de los siglos. Hablaba Gabriel Albiac, en un reciente artículo, de los viajes agotadores, las estancias incómodas o las horas de búsqueda para acceder a determinados textos, escondidos entre los fondos restringidos de las grandes bibliotecas europeas o norteamericanas, y que ahora bastaba con entregar a sus alumnos un listado con los enlaces a esos libros. Nadie duda de las infinitas posibilidades de Internet, de acceder, con sólo mover un dedo, a las joyas de la literatura universal o plantarte virtualmente en cualquier rincón del mundo. Pero no lo cambio. No cambio la experiencia, el conocimiento de los viajes y las horas husmeando entre el polvo y las viejas palabras por el luminoso universo de la pantalla. A mí lo que me gustaría es perderme entre papeles y años antiguos y sentir la aspereza del paso del tiempo. En cualquier caso, bienvenida sea la oportunidad de acceder a tesoros como el que hoy os ofrezco. Espero que os guste.
En un lugar de la Mancha...
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