Me gustan estos días de noviembre porque parece que me voy a encontrar de nuevo contigo, porque, aunque entonces te hallé, desapareciste en la misma senda por donde viniste, en la del otoño más alto, en la de los oros cansados y fugaces que son la puerta del sueño. Ahí están de nuevo el camino y el tiempo de entonces, para volver a encontrarte coronada con el sol que agoniza y con el hada del instante, el que siempre me devuelve tu rostro en estas horas delgadas y solemnes que serán siempre tuyas.
jueves, 17 de noviembre de 2011
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