EN LA PANADERÍA
Quería medio kilo de luz de tus ojos. No la de los lunes, sino esa del universo que traes a veces, ya sabes.
Cuarto de sonrisa. No me llevo más porque de esto voy cargado todos los días.
También, cinco segundos de roce de tus manos, si puede ser. Es tan poco lo de cada día al darme el cambio que no sé si tendrás existencias.
Por último, echa un poco más en la bolsa de las palabras, además del "hola" y el "hasta luego" de siempre. No, no importa que sean sobre el tiempo o sobre si hay sitio para aparcar, me conformo con poco.
Te pediría también ese beso de chocolate de la vitrina, y quizá aquel roscón de abrazo, pero el médico me ha diagnosticado una dolencia del corazón, no recuerdo cómo la ha llamado, y me ha dicho que tenga cuidado con esta clase de alimentos. Puede que incluso lo que me llevo hoy sea mortal para mí. Pero no importa.
Como no tengo suelto, te doy todos los segundos de hoy, de mañana y del resto de mi vida. Quédate con el cambio.
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