
“Tomemos, por ejemplo, la actitud de los soldados japoneses hacia las mujeres chinas. Se cuentan historias terribles que hablan de la violación de jóvenes y de ancianas en Nankín. Las violaciones en grupo seguidas del asesinato de la víctima eran moneda corriente. Disponemos incluso de alguna que otra prueba de soldados que abrieron el estómago de mujeres embarazadas para clavarles la bayoneta a los fetos.”
El holocausto asiáticoLaurence Rees
“En este método se utiliza una cureta o cuchillo provisto de una cucharilla filosa en la punta, con la cual se va cortando al bebé en pedazos con el fin de facilitar su extracción por el cuello de la matriz. Durante el segundo y el tercer trimestre del embarazo, el bebé es ya demasiado grande para extraerlo por succión; entonces se utiliza el método llamado por dilatación y curetaje. La cureta se emplea para desmembrar al bebé, sacándose luego en pedazos con ayuda de los fórceps. Este método está convirtiéndose en el más usual.”
Aborto por dilatación y curetajeAmbas acciones parecen contemporáneas, sin embargo, entre las dos han transcurrido más de sesenta años. No hemos avanzado nada. Los mismos crímenes de entonces se siguen cometiendo en la época actual. Cambian los protagonistas y, lo que es más terrible, que ahora se haga en la mayoría de ocasiones con el consentimiento de la mujer embarazada, pero el resultado es el mismo, la muerte del inocente, del más débil; estremece pensar que en los dos casos se sigue utilizando un cuchillo para acabar con la víctima.
Bien sabían los soldados japoneses lo que hacían. No estaban acabando con la vida de ningún animal, ni de ninguna especie vegetal en sus primeras fases. De sobra sabían -¿verdad, ministra?- que lo que habitaba en el interior del seno materno era un ser humano en sus primeras fases de desarrollo; no hacía falta que después vinieran los científicos a demostrarlo con toda exactitud, bastaba un poco de sentido común para saber que aquello era una vida, y una vida humana.
Estos japoneses –soldados al fin y al cabo, embrutecidos por una terrible guerra- al menos luchaban, cegados por el odio, contra el enemigo, contra las mujeres y los hijos de sus enemigos, aunque su acción no admita disculpa alguna. Pero ¿y hoy?, ¿contra qué enemigos se lucha hoy? ¿Contra qué enemigo puede luchar una muchacha de dieciséis años? Pero, en un futuro que esperemos no quede muy lejano, si es que para entonces hemos conseguido poner fin a este holocausto que no cesa, ¿qué nombres recibirán los dos bandos?, ¿cómo se llamará esta guerra?