lunes, 28 de diciembre de 2009
jueves, 24 de diciembre de 2009
La casa de Jesús

Bien pudiera servirnos este hallazgo para acercarnos, en estos días tan especiales, a ese Niño que nace esta noche. Si los restos encontrados son de la época del Nazareno, bien pudo conocer Jesús la casa en cuestión, e incluso haber estado en ella, quizá por algún recado de su padre, porque jugaba allí con un amigo de la infancia o porque pasó a visitar a un enfermo; o, ya puestos a soñar, acaso nos encontremos ante la mismísima casa del Salvador, ¿por qué no?
En cualquier caso, estas piedras encontradas –enterradas bajo los siglos,

En Navidad, de esta manera, lo Infinito se hace finito, Aquel que no tenía ninguna necesidad de nosotros se viste con nuestras ropas y viene a nuestro encuentro, la criatura desvalida que es el hombre encuentra al fin una casa segura donde cobijarse. Acerquémonos esta noche a ese humilde pesebre para vislumbrar siquiera el Misterio tan grande que nos acaba de suceder. Feliz Navidad.
sábado, 19 de diciembre de 2009
Nieve sucia

Uno ya no sabe cómo definir lo indefinible, cómo poner nombre a lo que no es merecedor de nombre alguno. De forma magistral lo ha resumido Montoro, como es habitual en él, en su viñeta de ayer de “La Razón”. Porque, efectivamente, lo peor de todo es que sí han votado en conciencia, a ningún diputado se le ha obligado a votar a favor de la nueva Ley del Aborto, y si al final lo han hecho ha sido porque más que su conciencia ha pesado esa prebenda altamente lucrativa que es un escaño de diputado. Me pregunto, ahora que estamos a las puertas de la Navidad, qué es lo que van a celebrar esos congresistas que se llaman cristianos pero que no han dudado en amordazar su conciencia con tal de conservar su canonjía. Si a algo se ha parecido el Congreso estos días, ha sido a un mercado, a un mercado de la muerte en el que, a cambio de unos votos, han entrado en el lote unas cuantas vidas más de inocentes. También estos días hemos podido asistir, problemas derivados al margen, al maravilloso espectáculo de la nieve, a esa alfombra para el alma que son esos infinitos campos nevados que se funden con el horizonte. Qué pena. Con los días tan estupendos que ha habido y algunos no pensando en otra cosa más que en emborronarlos con sucias leyes.


sábado, 12 de diciembre de 2009
Tarde de otoño
Me gusta pasear con el Rufo en las puestas de sol y devolver el saludo a la buena gente. Sentir en mi piel el frío, aún no excesivo, de este final de otoño y sonreír con el alma al viento. Contemplar el sol manso sobre las paredes de la ermita y pensar que dentro se esconde otra luz que nunca cesa. El viernes es día de visita al templo, y un desfile pausado de gente se acerca a besar los pies a Jesús Nazareno y a adecentar el alma, en un diálogo cuyas sílabas a veces saltan desde el fondo de los ojos. Mientras, carretera arriba, algunos hombres del campo regresan con el sol y el dolor del día a sus espaldas. Se encienden ya las primeras luces cuando un cielo morado desciende hasta las calles y cierra el día y las palabras.
Y a ti, muchacha, decirte que muchos ocasos como éste nos separan, que algún sueño se perdió en ellos y me dejó sus cicatrices. Que el tiempo es sólo una luna que se enciende con sonrisas como la tuya, y que te amo en esa luz.
Y a ti, muchacha, decirte que muchos ocasos como éste nos separan, que algún sueño se perdió en ellos y me dejó sus cicatrices. Que el tiempo es sólo una luna que se enciende con sonrisas como la tuya, y que te amo en esa luz.
sábado, 5 de diciembre de 2009
Antes de la pausa
Brillaba la inteligencia en sus ojos a través del cristal, a través de las pequeñas lentes que la hacían tan interesante y distinta del resto de las damas. El otro cristal, el de la pantalla del
televisor, continuaba siendo para el caballero una barrera infranqueable, mas no por eso desistía su corazón de subirse a alturas imposibles. Añadía esta vez su dama a una belleza mansa, como el pelo liso que descansaba sobre sus hombros, un caudal de simpatía que asomaba en una voz dulce y queda y, sobre todo, en una sonrisa un tanto tímida que le hacía recordar los primeros rayos de la mañana, frágiles y decididos a la vez.
Cada noche, a la hora de la cena, acudía la dama puntual a su cita con los espectadores y con un camino insospechado que alguien trazaba para ella. No se cansaba el caballero de aquella luz tan natural que resistía sin descomponerse bajo la luz artificial de los focos; ni de buscar palabras y estratagemas para lograr que aquella imagen que ahora pertenecía a la fiebre y a la distancia cobrara ante sus ojos líquida presencia. No podía esperar demasiado tiempo esa vida, como alguna vez había supuesto, su efímera luz brillaba tras el cristal y en cualquier momento desaparecería antes de una pausa publicitaria. Sin embargo, nunca pensó que lo abandonara tan pronto, cuando esa misma noche la concursante cayó eliminada y se marchó para siempre al cuarto encendido de los recuerdos televisivos.

Cada noche, a la hora de la cena, acudía la dama puntual a su cita con los espectadores y con un camino insospechado que alguien trazaba para ella. No se cansaba el caballero de aquella luz tan natural que resistía sin descomponerse bajo la luz artificial de los focos; ni de buscar palabras y estratagemas para lograr que aquella imagen que ahora pertenecía a la fiebre y a la distancia cobrara ante sus ojos líquida presencia. No podía esperar demasiado tiempo esa vida, como alguna vez había supuesto, su efímera luz brillaba tras el cristal y en cualquier momento desaparecería antes de una pausa publicitaria. Sin embargo, nunca pensó que lo abandonara tan pronto, cuando esa misma noche la concursante cayó eliminada y se marchó para siempre al cuarto encendido de los recuerdos televisivos.
martes, 1 de diciembre de 2009
Perdón, violación y aborto

Virtud cristiana es el perdón, en efecto; y mucho amor se necesita para perdonar a la persona que te ha violado, aunque delitos más graves han sido alguna vez merecedores de esta generosidad del corazón. El mismo Juan Pablo II perdonó a quien quiso asesinarle, aunque su hermoso gesto no consiguiera librar de la cárcel a Ali Agca. Y en más de una ocasión hemos podido escuchar cómo algún familiar del terrorismo etarra perdonaba a los criminales. Una cosa es el perdón, algo que no está al alcance de cualquiera y para lo que es preciso una grandeza de espíritu fuera de lo normal, y otra bien distinta la responsabilidad penal. No confundamos, por tanto, ambos términos. El violador podrá ser o no perdonado por la víctima, pero seguiría siendo merecedor de un castigo penal. Trasladando el mismo razonamiento a la cuestión del aborto, una cosa sería el crimen del aborto –esté o no penalizado- y otra bien distinta el perdón que la Iglesia pudiera otorgar a las personas implicadas en él, siempre que hubiera, claro, arrepentimiento por parte de las mismas. Lo que estaría en todo momento fuera de toda lógica, además de la más mínima perspectiva humana, sería considerar como un derecho ambos delitos, la violación y el aborto. ¿Se imaginan que algún político defendiera un supuesto derecho a la violación? Enseguida lo correrían a gorrazos, como es lógico. Pues en el mismo caso nos encontramos con aquellos que pretenden elevar el aborto a la categoría de derecho, con la consideración, además, de que esta acción, poner fin a una vida humana, es mucho más grave que la violación. Nos encontramos, por tanto, con que la nueva ley pretende no ya la despenalización de un delito –que continúa siendo horrible-, sino la consideración del mismo como un derecho.
Se hablaba también en ese artículo de la intransigencia, y muchas veces da la impresión de que siempre que sale esta palabra a relucir tuviera que ser necesariamente algo negativo. Pues yo sí me apunto a esa intransigencia que no permite la muerte de un ser inocente, como me apunto a la que no permite cualquier otro crimen, como me apunto a la que no permite la violación, porque, en definitiva, eso de “un texto legal que permite el aborto de la mujer violada” no significa otra cosa que “un texto legal que permite el asesinato de un ser que no ha tenido ninguna culpa de la violación”.
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