sábado, 19 de diciembre de 2009

Nieve sucia


Uno ya no sabe cómo definir lo indefinible, cómo poner nombre a lo que no es merecedor de nombre alguno. De forma magistral lo ha resumido Montoro, como es habitual en él, en su viñeta de ayer de “La Razón”. Porque, efectivamente, lo peor de todo es que sí han votado en conciencia, a ningún diputado se le ha obligado a votar a favor de la nueva Ley del Aborto, y si al final lo han hecho ha sido porque más que su conciencia ha pesado esa prebenda altamente lucrativa que es un escaño de diputado. Me pregunto, ahora que estamos a las puertas de la Navidad, qué es lo que van a celebrar esos congresistas que se llaman cristianos pero que no han dudado en amordazar su conciencia con tal de conservar su canonjía. Si a algo se ha parecido el Congreso estos días, ha sido a un mercado, a un mercado de la muerte en el que, a cambio de unos votos, han entrado en el lote unas cuantas vidas más de inocentes. También estos días hemos podido asistir, problemas derivados al margen, al maravilloso espectáculo de la nieve, a esa alfombra para el alma que son esos infinitos campos nevados que se funden con el horizonte. Qué pena. Con los días tan estupendos que ha habido y algunos no pensando en otra cosa más que en emborronarlos con sucias leyes.


No hay comentarios:

Publicar un comentario