jueves, 28 de enero de 2010

Referéndum por la vida

Desde hace unas semanas, promovida por la Confederación Católica de Padres de Alumnos (CONCAPA), se encuentra en marcha una iniciativa, a la que se han sumado algunas organizaciones pro-vida más, para pedir un referéndum sobre la nueva ley del aborto. No dudo en ningún momento de las buenas intenciones de estos grupos, pero no creo que sea una buena idea. Hace unos meses, escribía un post sobre este asunto, “Las leyes no escritas”, en el que a la vez comentaba un excelente artículo de Francisco Rodríguez Adrados sobre el mismo tema, en el que se refería a las leyes no escritas de los dioses, dentro de las cuales se encontraría el derecho a la vida de todo ser humano.

Si entonces decía que una ley sobre el aborto no puede estar sometida al consenso de los distintos grupos políticos, ya que el derecho a la vida se encontraría por encima de cualquier normativa humana, hoy tengo que volver a decir lo mismo ante la propuesta de este referéndum. Así es, el primero de todos los derechos, el derecho a nacer, no puede depender de lo que diga una mayoría en un momento determinado. La dignidad de la vida humana es algo superior a cualquier sistema político, por muy legitimado que se pueda encontrar éste en una época de la historia, como es en nuestro tiempo la democracia. A nadie se le ocurre someter a votación la Ley de la Gravitación Universal de Newton, por ejemplo, o que la Tierra gira alrededor del Sol. Pues lo mismo sucede con la vida humana.

No estaría en todo caso claro, además, el resultado de este referéndum que, de resultar negativo para la postura pro-vida, no haría otra cosa que reforzar el proyecto de ley del Gobierno. Por otra parte, ¿en manos de quién vamos a poner la vida del no nacido? Ahora mismo no hay en el Congreso ningún partido que defienda con rotundidad la vida, pues el Partido Popular lo único que hace es oponerse al nuevo proyecto, pero se encuentra de acuerdo con la legislación vigente, es decir, con los más de cien mil abortos que se producen cada año en España; ha pasado de ser un partido que se opuso a la Ley del año 85 a apostar sin ningún pudor por el aborto. Como para fiarse de nuestros representantes.

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