sábado, 1 de agosto de 2009

Arderéis como en el 36


A nadie se le escapa que estamos viviendo una época de laicismo feroz, donde las creencias religiosas de uno, en especial si se encuentran bajo el cobijo de la Iglesia católica, son una y otra vez vilipendiadas desde distintos frentes. Pensaba, sin embargo, guiado quizá por el deseo de que la sangre no llegase al río, que algunos episodios, como el de las botellas de gasolina sobre una iglesia de Majadahonda, eran sólo hechos aislados producto de algún loco, y quizá puedan serlo en alguna ocasión. Sin embargo, mucho me temo que este hecho, como las pintadas aparecidas en algunas iglesias de Barcelona en el aniversario de la Semana Trágica, sea la consecuencia de la campaña de acoso contra los católicos que estamos padeciendo.

Así parece desprenderse del informe del Observatorio de Antidifamación Religiosa (OADIR), presentado el jueves de la semana pasada en Madrid. “En la sociedad española se está desarrollando, no por casualidad, sino impulsado por ciertos actores de la vida pública, una oleada de anticatolicismo feroz, so capa de tolerancia y progreso”, recoge el texto. Algo que en el último año hemos podido comprobar “no sólo en la calle o en los medios de comunicación, sino, lo que es más preocupante, en algunos partidos políticos, en declaraciones de miembros del Gobierno y en sentencias judiciales [...] de tal manera que el ciudadano español sufre una persecución que le lleva a odiar a la Iglesia católica”.

El informe, que se puede descargar desde la página http://www.oadir.org/, recoge algunos de los últimos episodios de difamación religiosa y ataques a la Iglesia, como las acciones contra las iglesias de Madrid y Barcelona referidas anteriormente, las cajas de cerillas que repartieron las feministas del “barco del aborto” con el lema “la única iglesia que ilumina es la que arde”, la campaña desatada por los viñetistas del diario “Público”, Fontdevila y Vergara, con más de 70 viñetas anticlericales en menos de diez meses, o la proposición no de ley de ERC contra el Papa por sus declaraciones sobre el sida.

Los ataques actuales serían, según el Observatorio de Antidifamación Religiosa, el resultado de un largo proceso que se resume en las siguientes etapas:

-Se ridiculiza a la fe y a sus símbolos.
-No se tienen miramientos a la hora de mofarse de los sentimientos religiosos de los creyentes.
-Se pasa al ataque verbal.
-Comienzan los ataques físicos, primero a los edificios y bienes muebles e inmuebles de los cristianos.
-La violencia contra los cristianos se incrementa y afecta también a la integridad física de los creyentes, o se llega incluso a su asesinato.

Hace poco leía la noticia de una cristiana que había sido ejecutada en Corea del Norte por el “delito” de repartir biblias. Tampoco hace tanto tiempo de cuando un hecho semejante, igual que la ostensión de cualquier otro símbolo religioso, podía acarrear la muerte en España. ¿Hacia dónde nos dirigimos? ¿Tan lejos quedan en la memoria los episodios del año 36, o es que algunos quieren precisamente hacernos volver a esa época? Quien juega con fuego termina quemándose, y todo este odio que se está sembrando quizá no tarde mucho en producir sus frutos; algunos, en realidad, ya los estamos recogiendo. Un poco de sensatez, por favor. Si, tras los últimos actos vandálicos, las personas responsables de las últimas campañas anticatólicas tuvieran dos dedos de frente, cejarían en sus ataques. No creo que sea mucho pedir. Por el bien de todos.

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